
Capítulo 1.
La gente no comprende cómo puedo vivir aquí. Piensan que la atmósfera y el ambiente excesivamente frío impiden cualquier tipo de vida. Pero ya veis. Aquí me encuentro yo.
La historia de mi vida es curiosa, de por qué he llegado a dónde estoy.
Resulta que mis padres eran multimillonarios, así que decidieron contratar un viaje de turismo espacial. Un año antes de partir, mi madre tuvo una brillante idea:
-Tengamos un hijo en el espacio.
Fueron al médico para que le aconsejara sobre los plazos de gestación para que mi alumbramiento coincidiera con el paseo espacial de mis padres y el resto de tripulantes. Unos nueve meses antes del viaje, mi padre organizó la romántica velada de mi engendramiento con lo típico del romanticismo sexual: una botella de champán francés, unas fresas y pétalos de rosa sobre el nido conyugal. Iluminando la habitación, un foco dirigido hacia una de esas bolas típicas de discotecas de los años 70 llenas de cristalitos, lo que hacia que en la habitación hubiese un efecto de diminutas luces que simulaban un cielo de noche estrellado.
-Una velada de estrellas para nuestro hijo estelar.
Que ingenio tenia el hombre.
De tal manera que se cumplieron los plazos, y tras el periodo de gestación, mis padres se subieron a bordo del “Challenger VII” (quizás por eso decidieron llamarme Charles) rumbo al espacio.
Si señores, sí. Nací en el espacio. Lo cual me convierte en el primer ser vivo humano-extraterrestre al mismo tiempo. Y no crean que eso se lleva fácilmente. En el colegio, de pequeño, las bromas de mis compañeros se sucedían a diario. A veces los niños pueden ser muy crueles. Me llamaban cosas como “marcianito”, “ovni” o “E.T.”. Otras veces me decían eso de:
-¿Me enseñas tus antenitas?
Joder, me lo dice un niño con gafas de culo de vaso, con aparato dental y que encima tiene que ir con muletas por que nació con el pie torcido y durante la fase de crecimiento debe ir andando como un cojo. ¿Pero tú te has visto, chaval? ¿Y dices que yo soy rarito y tengo antenitas?
La verdad es que nunca me molestó que me llamaran esas cosas. De hecho, me habría gustado que mi mote fuera “Cósmico”, incluso intenté colársela a mis compañeros poniendo un anónimo en un papel que decía “llamemos cósmico a Charles”. Pero no funcionó, les gustó más lo de E.T. Cabrones…
Así que ese es mi origen. Nací en el espacio y soy un humano-extraterrestre. Oficialmente tengo nacionalidad norteamericana, ya que según las leyes del Derecho internacional, como la Challenger VII tenía bandera estadounidense, eso me convierte en uno de ellos. Pero yo siempre me consideré universal, galáctico, cósmico!!
La gente no comprende cómo puedo vivir aquí. Piensan que la atmósfera y el ambiente excesivamente frío impiden cualquier tipo de vida. Pero ya veis. Aquí me encuentro yo.
La historia de mi vida es curiosa, de por qué he llegado a dónde estoy.
Resulta que mis padres eran multimillonarios, así que decidieron contratar un viaje de turismo espacial. Un año antes de partir, mi madre tuvo una brillante idea:
-Tengamos un hijo en el espacio.
Fueron al médico para que le aconsejara sobre los plazos de gestación para que mi alumbramiento coincidiera con el paseo espacial de mis padres y el resto de tripulantes. Unos nueve meses antes del viaje, mi padre organizó la romántica velada de mi engendramiento con lo típico del romanticismo sexual: una botella de champán francés, unas fresas y pétalos de rosa sobre el nido conyugal. Iluminando la habitación, un foco dirigido hacia una de esas bolas típicas de discotecas de los años 70 llenas de cristalitos, lo que hacia que en la habitación hubiese un efecto de diminutas luces que simulaban un cielo de noche estrellado.
-Una velada de estrellas para nuestro hijo estelar.
Que ingenio tenia el hombre.
De tal manera que se cumplieron los plazos, y tras el periodo de gestación, mis padres se subieron a bordo del “Challenger VII” (quizás por eso decidieron llamarme Charles) rumbo al espacio.

-¿Me enseñas tus antenitas?
Joder, me lo dice un niño con gafas de culo de vaso, con aparato dental y que encima tiene que ir con muletas por que nació con el pie torcido y durante la fase de crecimiento debe ir andando como un cojo. ¿Pero tú te has visto, chaval? ¿Y dices que yo soy rarito y tengo antenitas?
La verdad es que nunca me molestó que me llamaran esas cosas. De hecho, me habría gustado que mi mote fuera “Cósmico”, incluso intenté colársela a mis compañeros poniendo un anónimo en un papel que decía “llamemos cósmico a Charles”. Pero no funcionó, les gustó más lo de E.T. Cabrones…
Así que ese es mi origen. Nací en el espacio y soy un humano-extraterrestre. Oficialmente tengo nacionalidad norteamericana, ya que según las leyes del Derecho internacional, como la Challenger VII tenía bandera estadounidense, eso me convierte en uno de ellos. Pero yo siempre me consideré universal, galáctico, cósmico!!
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